Ángel Enríquez, Head de IT en Dongfeng México, afirma que el éxito tecnológico depende del usuario. La industria avanza hacia la electromovilidad y la conducción autónoma, donde el auto deja de ser hardware y se convierte en datos, conectividad y software. México debe reducir costos para competir con China, fortalecer la ciberseguridad —aún rezagada— y formar talento capaz de adaptarse rápidamente. El éxito de los autos eléctricos exige coordinación entre gobierno, industria y sociedad. Advierte contra la saturación tecnológica: cada innovación debe aportar valor real al conductor. El usuario siempre tiene la última palabra.
Ángel Enríquez, Head de IT en Dongfeng México, comparte su visión sobre cómo la tecnología está transformando la industria automotriz: la adopción por parte de los usuarios, el avance de la electromovilidad y la conducción autónoma, el reto de los costos frente a China, la importancia de la ciberseguridad y la necesidad de formar talento mexicano que acompañe este cambio.
“Si no logras conectar al usuario, la tecnología no trasciende”
Enríquez lo tiene claro: el verdadero éxito de cualquier innovación está en el usuario final. Muchos consumidores llevan décadas casados con marcas tradicionales, pero cuando se les muestra algo nuevo y logran sentirse parte de la evolución, la adopción ocurre.
La industria, dice, ya dio con las dos grandes tendencias: electromovilidad y conducción autónoma. La primera avanza en México, mientras la segunda sigue en pruebas, aunque cada vez más cerca de hacerse realidad.
Un auto ya no es hardware: es datos, conectividad y software
La telemetría y la conectividad son ahora el corazón del vehículo. “No voy a equipar un auto con 300 sensores que no aportan eficiencia; prefiero 10 que realmente ayuden al conductor”, explica.
El reto está en que esa comunicación sea bidireccional: que los autos hablen entre sí y con la infraestructura urbana. No basta con sensores sofisticados si el entorno no está listo para interpretarlos.
Electromovilidad: un triángulo de gobierno, industria y sociedad
Para que los eléctricos dominen las calles, los tres actores deben coordinarse. México ha dado algunos pasos —como estímulos fiscales—, pero aún falta infraestructura y mayor involucramiento del usuario.
China ya lo logró: hace una década tenía apenas siete marcas en el país, hoy son más de veinte y van por el 50% del mercado en menos de cinco años. ¿Su secreto? Costos bajos y eficientes. “Para competir con China tenemos que reducir los costos de manera inteligente”, sentencia Enríquez.
La información es poder: el reto de la ciberseguridad
Cada kilómetro genera datos valiosos: rutas, hábitos de conducción, cargas. Esa información debe protegerse. “Hoy quizá el 70% de la conectividad está resuelta, pero la seguridad aún no”, advierte. La vulnerabilidad de un vehículo conectado no es un riesgo menor: implica la continuidad de operaciones enteras.
Talento mexicano: adaptarse en días, no en años
Aunque reconoce un rezago educativo, Enríquez confía en el potencial nacional. “Hay jóvenes que se adaptan en dos días”, afirma. Para él, la clave está en rediseñar programas académicos y aprovechar la capacitación que llega de fuera. México tiene capacidad de innovación, pero necesita creérselo y estructurar mejor la formación técnica.
Ni sobresaturación ni futurismo exagerado
A Enríquez le emociona la rapidez de los cambios, pero le preocupa que se caiga en la saturación tecnológica. “Si lleno un auto de sistemas que el usuario no sabe usar, pierdo valor. La meta es que cada sensor mejore la experiencia de conducción”.
Tampoco ve autos volando en el futuro cercano. Lo que sí visualiza es algo más concreto: vehículos que informen toda su telemetría con un botón. Presiones, fluidos, batería… datos simples que permitirán a las industrias tomar mejores decisiones y al usuario sentirse más seguro.
La decisión final siempre será del consumidor
El Head de IT de Dongfeng México cierra con una certeza: el usuario mexicano tiene la última palabra. “Se van a poder atacar mercados desatendidos y monopolizados. Al final, el usuario es quien decide qué comprar y qué no comprar. Ese es el potencial que China está viendo en la región”.







