En este video, Miriam Grunstein, experta en energía y fundadora de Brilliant Energy, revela la realidad oculta de la pobreza energética en México desde su santuario animal. Aunque el país presume una cobertura eléctrica del 99.9%, muchas comunidades viven con cortes constantes y acceso limitado. Grunstein denuncia barreras culturales, técnicas y económicas que frenan una transición energética justa. A través de su experiencia personal, plantea que la sostenibilidad debe ser adaptada al contexto y centrada en las personas. La energía limpia no sirve si no es accesible, confiable e inclusiva.
En un momento crucial para el futuro energético de México, dialogamos con Miriam Grunstein, socia fundadora de Brilliant Energy, quien compartió un diagnóstico agudo sobre los obstáculos que enfrenta el país para lograr una transición energética justa y efectiva. Su análisis combina rigor técnico con experiencias personales reveladoras, como la gestión de su santuario animal, que ilustran los desafíos prácticos de implementar energías limpias en contextos reales.
LA ADICCIÓN A LOS COMBUSTIBLES FÓSILES: UN PROBLEMA CULTURAL
Grunstein no duda en señalar el núcleo del problema:
“Tenemos una cultura petropopulista que valora los combustibles fósiles baratos por encima de todo.”
Esta mentalidad, según explica, permea tanto a los consumidores como a los industriales, quienes en el pasado bloquearon avances como la Ley de Transición Energética para proteger sus intereses en el gas natural.
Dato clave: La influencia de políticas internacionales, como el vaivén entre las administraciones Trump y Biden en EE.UU., ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de México ante decisiones externas.
EL MITO DEL ACCESO UNIVERSAL A LA ENERGÍA
Aunque México reporta una cobertura eléctrica del 99.9%, Grunstein desmonta esta estadística con su propia experiencia:
“En mi santuario animal, que técnicamente está conectado a la red, pasamos sin luz 3 o 4 días a la semana.”
Esta realidad refleja la pobreza energética: un acceso precario que limita el desarrollo y la calidad de vida.
Soluciones locales: Proyectos como Ejido Solar demuestran que el empoderamiento de comunidades rurales —especialmente de mujeres— en la gestión de sistemas fotovoltaicos puede ser más efectivo que grandes proyectos centralizados.
EL SANTUARIO ANIMAL: UN MICROCOSMOS DE LOS DESAFÍOS ENERGÉTICOS
Al preguntarle por qué no implementa energías renovables en su santuario, Grunstein detalla obstáculos concretos:
- Factores ambientales: Un bosque de coníferas centenarias bloquea la luz solar necesaria para paneles.
- Infraestructura: Los techos de teja tradicionales no son aptos para instalaciones fotovoltaicas.
- Costos:
“Invertir en baterías de almacenamiento tendría un retorno inviable; prefiero destinar esos recursos al cuidado de mis 30 animales.”
Esta experiencia personal subraya un principio clave: las soluciones energéticas deben adaptarse a contextos específicos, no ser impuestas desde una visión tecnocrática.
“¿Sostenibilidad es talar árboles centenarios para poner paneles? Eso es contradictorio.”
HACIA UNA JUSTICIA ENERGÉTICA REAL
Grunstein enfatiza que la transición debe ser:
- Participativa: Consultar a comunidades afectadas por megaproyectos.
- Inclusiva: Integrar a mujeres y grupos vulnerables en la toma de decisiones.
- Descentralizada: Priorizar sistemas locales sobre monopolios estatales o privados.
Su reclamo a las autoridades:
“La justicia energética no puede quedar en discursos. Debe ser una política de Estado con mecanismos claros de aplicación.”
CONCLUSIÓN: MÁS ALLÁ DE LA TECNOLOGÍA
La conversación con Grunstein deja en claro que la transición energética en México no es solo un reto tecnológico, sino cultural y político. Desde su santuario animal hasta los pasillos del poder, la ruta hacia la sostenibilidad requiere romper con inercias históricas y escuchar a quienes viven los problemas en carne propia.
¿Está México listo para este cambio?
La respuesta, sugiere Grunstein, dependerá de nuestra capacidad para combinar innovación con justicia social.







