Imagina que entras al pasillo de una empresa top de tecnología y te susurran: “En Nvidia, ¡el 80 % de los empleados ya son millonarios!”. Suena como si hubieran ganado la lotería, ¿verdad? Pero no, no es ficción: es pura acción bursátil con script corporativo.
Cómo un programa interno creó millonarios
- Una encuesta interna en junio de 2025 a unos 3,000 empleados (10 % de la plantilla) reveló que casi el 80 % ya tiene un patrimonio superior a 1 millón de dólares. Y lo más sorprendente: casi la mitad asegura tener más de 25 millones de dólares.
- Todo gracias al programa de compra de acciones de Nvidia, que permite a sus empleados adquirir títulos de la empresa con un 15 % de descuento. Considerando que la acción subió más de 70 % en un año, era casi un boleto dorado a la riqueza.
- El propio CEO, Jensen Huang, presume que su compañía ha creado más millonarios que ninguna otra. Y sí, con una capitalización bursátil de 4.4 billones de dólares —la empresa pública más valiosa del planeta—, parece que no exagera.

El otro lado del espejo: México y LATAM
Mientras tanto, en nuestra región, la historia es muy distinta:
- En México, el salario promedio ronda los $1,000 a $1,400 USD al mes.
- El salario mínimo diario es de unos 278.8 pesos (13.75 USD) en la mayor parte del país y unos 419.8 pesos (20.70 USD) en la frontera norte.
- En Latinoamérica, la mayoría de los países ni siquiera alcanza los $500 USD mensuales como promedio, salvo excepciones como Uruguay o Costa Rica.
- La desigualdad sigue siendo la regla: en México, los hogares más ricos ganan 14 veces más que los más pobres.
Si en Nvidia ser millonario es casi la norma, en LATAM llegar a fin de mes sin endeudarse ya se siente como una victoria.
¿Y si la riqueza no fuera privilegio de unos pocos?
Lo que pasa en Nvidia es un espejo incómodo. Por un lado, demuestra que cuando los trabajadores tienen acceso real a los frutos del éxito empresarial, la riqueza puede multiplicarse de forma colectiva. El mérito no está solo en que la empresa valga billones, sino en que quienes la hacen funcionar cada día también participan de ese crecimiento.
En contraste, en México y Latinoamérica seguimos atrapados en un modelo económico donde los beneficios rara vez llegan a los empleados. Aunque el salario mínimo suba cada año, la brecha sigue intacta porque los esquemas de creación de riqueza están reservados para una élite empresarial o financiera.
La pregunta es inevitable:
- ¿Qué pasaría si en nuestras empresas se diseñaran planes de participación accionaria accesibles para todos, no solo para directivos?
- ¿Qué impacto tendría en la desigualdad si los trabajadores pudieran convertir su esfuerzo en patrimonio de largo plazo, más allá del sueldo quincenal?
- Y más aún: ¿qué pasaría con la motivación, la productividad y hasta la cultura del país si tuviéramos un modelo que premiara a quienes hacen posible el crecimiento?
Quizás Nvidia no sea un modelo replicable al 100 %, pero sí nos deja una lección: no hay nada más transformador que reconocer que el talento humano es, en realidad, la inversión más rentable.