México tiene un enorme potencial solar, pero aún enfrenta frenos por subsidios eléctricos, regulaciones restrictivas y falta de infraestructura adecuada. Gilberto Carrasquero, CEO de ILUMI Energy, destaca cómo la energía solar ya es rentable, con proyectos que reducen hasta 98% los recibos de luz y generan retornos rápidos en el sector industrial. A pesar del crecimiento silencioso de la solar, el país podría liderar la transición energética si se simplifican trámites, se amplían los límites de interconexión y se promueven modelos innovadores como PPA y leasing solar. El momento de actuar es ahora.
Por Gilberto Carrasquero, CEO de ILUMI Energy
Cuando uno vuela sobre México y observa la vastedad de sus desiertos, la claridad de sus cielos y la intensidad del sol que quema hasta el vidrio de la ventanilla, surge una pregunta inevitable: ¿cómo es posible que un país con tanta luz viva todavía a oscuras en su transición energética?
Un país entre la bendición y la trampa del subsidio
En México, la electricidad llega barata a la mayoría de los hogares. Tan barata, que muchas familias pagan menos de lo que cuesta producirla. Es un subsidio que garantiza acceso, pero que al mismo tiempo se convierte en un freno invisible: si la luz ya es barata, ¿por qué invertir en paneles solares?
Es aquí donde yo suelo decir:
“El subsidio eléctrico es una bendición… pero también una maldición. Garantiza acceso, pero retrasa el salto hacia lo renovable”.
El despertar solar
A pesar de ese freno, la energía solar en México comenzó a crecer de forma silenciosa, casi como esas plantas que atraviesan el cemento buscando el sol. Hace apenas una década, la capacidad instalada era mínima. Hoy, hemos superado los 11 gigawatts entre proyectos a gran escala y generación distribuida. Para dimensionarlo: eso es como si en cinco años hubiéramos multiplicado por cuatro el músculo solar del país.
Y, aun así, seguimos en pañales. La solar representa apenas un 7.6% de la generación eléctrica nacional, cuando nuestro territorio recibe más sol que Alemania y Holanda juntos. En números sencillos: con un área relativamente pequeña en el norte del país podríamos producir toda la electricidad que México consume.
Historias que inspiran
Recuerdo un proyecto en Valle de Bravo donde instalamos un sistema híbrido capaz de mantener a una familia con electricidad estable durante 48 horas sin conexión a la red. El cliente nos dijo: “Por primera vez, sé que mi casa no se apaga cuando el país se apaga”. Ese testimonio resume el poder transformador de esta tecnología.
En ILUMI hemos ejecutado más de 200 proyectos. Cada instalación es más que cables y paneles; es la promesa cumplida de autonomía, ahorro y resiliencia. Y lo que vemos en los números se confirma en la experiencia: hasta un 98% de reducción en los recibos de luz para clientes residenciales, y en el sector industrial, retornos de inversión que rondan los 2 a 3 años en muchos casos.
El muro invisible
El sol brilla parejo, pero la regulación no. México sigue limitando la inyección de energía a la red en proyectos distribuidos a 0.5 MW. Mientras tanto, en Holanda casi la mitad de los techos ya tienen paneles, y en Alemania más del 40% de su electricidad viene de fuentes renovables. Nosotros tenemos mejor sol, pero vamos una década atrás en reglas de juego.
Lo que viene
El mercado, sin embargo, no se detiene. Nuevos modelos como los PPA (Power Purchase Agreements), el leasing solar o incluso las suscripciones energéticas comienzan a abrir puertas para quienes no pueden o no quieren invertir de golpe en un sistema.
Se espera que solo en este año se instalen más de 1 GW adicional de solar distribuida y que la inversión en el sector supere los 500 millones de dólares.
El presente disfrazado de futuro
Muchos todavía hablan de la energía solar como “la energía del futuro”. La verdad es otra: la solar es ya la más rentable del presente. Cada peso invertido en un panel es un peso que deja de perderse en un recibo. Cada instalación es una declaración de independencia frente a un sistema eléctrico que, como hemos visto, puede fallar.
Y el sol, mientras tanto, no falla. Sale todos los días.
México tiene el privilegio de recibir en promedio 5.5 kWh/m²/día de irradiación solar. Es como si el universo nos recordara a diario que la respuesta está frente a nosotros.
Una decisión de país
El reto ya no es tecnológico ni económico, sino de visión política y regulatoria. Si damos los pasos correctos —aumentar límites de interconexión, simplificar trámites, reorientar subsidios hacia energías limpias y promover el almacenamiento—, México podría convertirse en líder mundial de la transición energética.
La historia todavía se está escribiendo. Y como en toda buena historia, hay un momento en el que los protagonistas deben decidir si se atreven a cambiar su destino. Ese momento, para México, es ahora.
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