Parece contradictorio, pero en medio del desplome generalizado de la industria de vehículos pesados, asoma un dato que da un respiro de optimismo. México se consolida como un gigante exportador. A pesar de una caída del 25.8% en el acumulado anual, el país envió al exterior 82,620 unidades entre enero y agosto, reafirmando su liderazgo global como el mayor exportador de tractocamiones del mundo. Este músculo productivo, que aporta el 1.3% del PIB manufacturero y genera más de 112,000 empleos, es la base sobre la que la ANPACT y la AMDA creen que se puede construir la recuperación.
Sin embargo, el resto del panorama que pintan los reportes de ambas asociaciones es complejo. Los números de agosto acaban de salir y confirman una tendencia preocupante: las ventas, la producción y las exportaciones se desplomaron en comparación con el año pasado. Hablamos de caídas de hasta casi 60% en algunos rubros. Sí, leíste bien: sesenta por ciento.
¿La razón de fondo? Un cóctel peligroso: incertidumbre por temas arancelarios, un comercio internacional volátil y –el tema que más repiten tanto la ANPACT como la AMDA– la importación descontrolada de vehículos usados desde Estados Unidos.
Ambas asociaciones lo tienen claro: urge renovar la flota vehicular. No es solo por modernizar; es tema de seguridad, de reducir emisiones y de no quedarse atrás en la competitividad logística de México. Pero, ¿cómo compites con camiones usados que llegan por centenas?

Los números que duelen (y los que no tanto):
La ANPACT reporta para las ventas al mayoreo (a distribuidores) una caída de 59.8% solo en agosto. Por su lado, la AMDA, que mide las ventas al menudeo (al consumidor final), reporta su octava caída consecutiva en el año, con un -37.9% para el mismo mes. Es decir, el freno se siente en toda la cadena.
- Producción: aquí el golpe fue aún más fuerte. -62.4% en el mes. Las ensambladoras no están trabajando a toda máquina, claramente.
- Exportaciones: también en picada. -59.4% en agosto.
El elefante en la habitación: los usados.
Este es el chisme fuerte que ambas asociaciones destacan. Los datos de la ANPACT son elocuentes: por cada 100 vehículos pesados nuevos que se venden en México, se importan 60 usados. La AMDA añade contexto: aunque estas importaciones cayeron un 22% a julio, el ratio no deja de crecer y está en su punto más alto. ¿El problema? Estos vehículos suelen ser más contaminantes, menos seguros y le restan fuerza al mercado interno.
¿Y las energías alternas?
Apenas un respiro. El reporte de la ANPACT muestra que, si bien las ventas de vehículos eléctricos al mayoreo subieron un 259% en el acumulado, en fríos números absolutos solo fueron 97 unidades. La transición energética del transporte pesado en México aún está en pañales.
La luz al final del camino: renovar o quedarse atrás.
Ambas asociaciones coinciden en la receta: se necesitan con urgencia esquemas de financiamiento e incentivos fiscales para que transportistas puedan renew su flota con unidades modernas, eficientes y seguras. La ANPACT ya trabaja con el gobierno en ello y su gran vitrina será la Expo Transporte ANPACT 2025 en Guadalajara (12-14 nov), el evento más importante del continente en su tipo.
En resumen:
El sector, según el pulso de ANPACT y AMDA, está en un momento de volatilidad extrema. Los números rojos dominan el panorama, pero la capacidad exportadora y productiva del país sigue intacta. La balanza se inclina entre reactivar esa fuerza con vehículos modernos o seguir dependiendo de las importaciones de unidades usadas. La decisión que se tome –o no– definirá el futuro del transporte en México.
