El rol de Recursos Humanos (RH) ha evolucionado de ser un área de soporte a convertirse en un pilar estratégico para las empresas. Ricardo Morell, Director de People & Culture de México en Sofftek, destaca la importancia de transformar la gestión del talento en algo tangible y alineado con los objetivos de negocio. Tecnologías como la inteligencia artificial, la formación continua, el cambio cultural y el uso de People Analytics son claves en esta transformación.
En los últimos años, el rol de Recursos Humanos (RH) ha cambiado radicalmente. Lo que antes se percibía como una función de apoyo ha evolucionado hasta convertirse en un pilar estratégico para las organizaciones. Este cambio ha sido impulsado no solo por la digitalización y la automatización, sino también por la necesidad de adaptar las organizaciones a las demandas actuales del mercado y de su propio talento. Así lo señaló Ricardo Morell, Director de People & Culture de México en Sofftek, durante su reciente intervención como moderador en nuestro panel sobre la transformación de los recursos humanos.
La Dualidad Entre Personas y Productividad
Morell destacó una importante dualidad que enfrentan los departamentos de RH: históricamente, se percibían como responsables de “lo bonito” o “lo agradable de tener,” mientras que los líderes de negocio se enfocaban en la productividad y los resultados. Esta separación ha generado una desconexión entre las personas y los objetivos empresariales, haciendo que muchos líderes vean la gestión del talento como algo abstracto y secundario.
Un ejemplo personal que compartió Morell fue durante una presentación de un proyecto de transformación cultural, cuando un líder dijo: “Los apoyamos.” Aunque la intención era positiva, el mensaje implícito fue que el trabajo de RH era un complemento, no una parte integral del éxito de la organización. Esto lo llevó a reflexionar sobre la necesidad de presentar el trabajo de RH como una herramienta concreta y esencial para el logro de los objetivos empresariales, no como un apoyo externo.

De lo Abstracto a lo Concreto: El Desafío de RH
El gran reto, según Morell, es transformar la percepción de que “las personas son importantes” de algo abstracto a algo tangible. Hoy en día, RH tiene un rol fundamental en la creación de valor para las empresas, al integrar la gestión del talento con las estrategias de negocio.
Es aquí donde entra la pregunta clave: ¿cómo puede RH anticiparse y gestionar los desafíos emergentes, como la digitalización y la automatización, para mantenerse relevante y eficaz en la gestión de talento? Morell subrayó que la respuesta radica en cuatro áreas clave:
- Adopción tecnológica: RH debe liderar la implementación de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el machine learning para automatizar procesos administrativos, mejorar la eficiencia y entender mejor las necesidades de los empleados.
- Formación y desarrollo continuo: En un entorno de cambios constantes, las empresas deben impulsar programas de “upskilling” y “reskilling” para preparar a los empleados con las habilidades necesarias para enfrentar los nuevos retos.
- Cambio cultural: RH tiene la responsabilidad de fomentar una cultura de innovación, diversidad y adaptabilidad. Esto no solo impacta el ambiente laboral, sino que también alinea a la empresa con tendencias globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
- People Analytics: La analítica de datos está transformando el trabajo de RH, al permitir la toma de decisiones basadas en datos concretos. Esta evolución lleva a RH de ser un área operativa a un socio estratégico que puede demostrar su impacto en los resultados del negocio.
El Futuro de Recursos Humanos
En conclusión, la intervención de Ricardo Morell destaca un punto crucial: RH ya no puede permitirse ser percibido como un área de soporte. Debe evolucionar hacia un papel estratégico que conecte la gestión del talento con los objetivos de la empresa. La automatización, la adopción tecnológica y el uso de la analítica de datos son claves para lograr este cambio.
Para RH, el reto está en demostrar que la inversión en personas es una inversión en productividad, innovación y éxito a largo plazo. Y esto, como bien lo señaló Morell, solo se logrará cuando la gestión del talento pase de ser algo abstracto a algo concreto, medible y esencial para el crecimiento de las organizaciones.