La convivencia de hasta seis generaciones en el espacio laboral representa un reto y una oportunidad para las empresas. Cada generación tiene motivaciones, perspectivas y necesidades distintas, lo que exige una gestión adaptativa. La digitalización, acelerada por la pandemia, obliga a las organizaciones a adaptar procesos y retener talento a través de beneficios flexibles. Aprovechar la diversidad generacional puede crear un entorno inclusivo y fomentar el desarrollo profesional significativo para todos los empleados.
Hoy en día, las organizaciones enfrentan un reto interesante y complejo: la convivencia de hasta seis generaciones distintas en un mismo espacio laboral. Según Badia Rebolledo, Chief People Officer de Krispy Kreme, este fenómeno es especialmente notorio en empresas de gran tamaño, como Alpura. La diversidad generacional no solo trae consigo diferentes motivadores y formas de pensar, sino también propósitos variados y maneras únicas de ver el trabajo. Esta variedad de enfoques se refleja, en muchos casos, en cómo se perciben las decisiones tomadas en las mesas directivas, donde suele haber representación de generaciones como la millennial, la generación X y, en menor medida, los boomers. Sin embargo, la generación Z, más joven y con una visión del trabajo profundamente influenciada por la pandemia y el auge del trabajo flexible, ha comenzado a influir en las dinámicas laborales.
La pandemia de COVID-19 aceleró el proceso de digitalización y flexibilización del trabajo, llevando a muchas empresas a adaptar sus procesos y estructuras con una rapidez inesperada. Aunque algunas industrias ya estaban preparadas para esta transición, el COVID sirvió como catalizador para la implementación de estos cambios a gran escala. Esta adaptación ha sido un reto para muchas generaciones, que han tenido que ajustarse a nuevas realidades tecnológicas y de trabajo.
Pero ¿cómo gestionan las empresas estos desafíos intergeneracionales? Para Badia, la clave está en la anticipación y en la correcta gestión de los procesos de digitalización y automatización. Es fundamental entender que, aunque la tecnología ofrece soluciones impresionantes, no todas son aplicables o efectivas para cada empresa. Es crucial adaptar la automatización y digitalización a las necesidades específicas de la organización y su entorno.

Finalmente, Badia destaca un punto clave en la gestión del talento: la retención. El concepto de “retención” ha cambiado significativamente con el tiempo. Lo que antes implicaba un deseo de estabilidad y permanencia a largo plazo en una empresa, hoy se traduce en la búsqueda de experiencias significativas. Las generaciones más jóvenes valoran las oportunidades de aprendizaje, el desarrollo profesional y los beneficios que se adaptan a sus necesidades personales. Por ello, Badia sugiere implementar beneficios flexibles que se ajusten a las distintas etapas de vida de los empleados, desde seguros para mascotas hasta opciones más tradicionales como planes de pensiones.
La diversidad generacional en el trabajo es un desafío, pero también una oportunidad. Con una gestión adecuada de los recursos humanos y una adaptación inteligente a las nuevas realidades tecnológicas, las empresas pueden crear un entorno inclusivo que aproveche lo mejor de cada generación.