Francisco Cabeza, Presidente de AMIVE, abordó los retos y oportunidades de la electromovilidad en México. Destacó el potencial del país por su cercanía a EE.UU., que invierte 119 mil millones en movilidad eléctrica. Señaló la necesidad de infraestructura, puntos de recarga y estándares para flotas eléctricas. México debe liderar en vehículos eléctricos, aprovechando el nearshoring y estableciendo políticas claras para una transición exitosa.
Francisco Cabeza, Presidente de AMIVE (Asociación Mexicana del Impulso del Vehículo Eléctrico), compartió sus reflexiones sobre los retos en el ecosistema de la electromovilidad en México. Durante la entrevista, ofreció un detallado panorama sobre las oportunidades y desafíos que enfrenta el país en un futuro cercano.
Según Cabeza, México cuenta con muchas oportunidades debido a su vecindad con Estados Unidos, un país que destina 119 mil millones de dólares a la movilidad eléctrica. Esta situación se ve amplificada por el fenómeno del nearshoring, con un crecimiento del transporte del 15%, y por consideraciones como la situación en California, entre otros factores, que sugieren que el país debe acelerar su transición hacia la movilidad eléctrica.
“Es importante considerar todos estos aspectos”, agregó Cabeza, subrayando la relevancia de las empresas de transporte de mercancías. En la actualidad, todas las empresas en la Ciudad de México cuentan con al menos un vehículo eléctrico, principalmente debido a los compromisos que han adquirido, los cuales suelen tener plazos de cumplimiento hacia el año 2030. Esta situación presenta una gran oportunidad para generar negocios a partir de iniciativas ecológicas que beneficiarán al país.
No obstante, el desafío radica en estar preparados para atender la creciente demanda de flotas eléctricas en términos de infraestructura, puntos de recarga y estandarización, señaló Cabeza. En este sentido, mencionó que han entablado conversaciones con los equipos de trabajo de las candidatas presidenciales para abordar tres pilares fundamentales: políticas públicas, normas y estándares, y comunicación, educación y vinculación.
En cuanto a cifras, se espera que en 2024 haya una proyección de 1.4 millones de vehículos, de los cuales se debe determinar cuántos serán electrificados. Cabeza destacó que México ha adoptado la movilidad eléctrica en el transporte de mercancías más rápidamente que Europa y Estados Unidos, lo que impacta positivamente en toda la sociedad.
“A diferencia de Europa y Estados Unidos, México y Latinoamérica deben buscar otros impulsores para esta transición”, comentó. Además, resaltó la importancia del transporte de mercancías, considerando que México cuenta con 11 millones de vehículos dedicados a este fin y pertenecen a empresas comprometidas con la reducción de emisiones.
El presidente de AMIVE también abordó el tema de los mitos y cuestionamientos en torno a los vehículos eléctricos, señalando que, aunque la fabricación de un vehículo eléctrico puede ser más contaminante, su operación es menos dañina en términos de emisiones. En cuanto a la infraestructura de recarga, Cabeza consideró que el principal obstáculo no es la instalación de puntos de recarga, sino la disponibilidad de servicios de postventa adecuados.
En cuanto a la visión de futuro, Cabeza destacó el papel de México como líder mundial en la manufactura de vehículos de combustión, pero instó a prepararse para liderar también en el sector de vehículos eléctricos. Desde AMIVE, están buscando establecer vínculos con agencias internacionales para identificar los requisitos que México necesita para mantenerse a la vanguardia en la electromovilidad.
Para finalizar, Cabeza subrayó la importancia de establecer estándares claros en el sector y trabajar en colaboración con diversas entidades para garantizar una transición exitosa hacia la movilidad eléctrica en México.